Educación emocional: cuando la escuela se ocupa del bienestar de las personas

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Los maestros son artesanos de humanidad y
constructores de paz y encuentro”
Papa Francisco

 

¿A qué nos referimos con EDUCACIÓN EMOCIONAL?

La expresión educación emocional, es muy usada es nuestros días, aunque no siempre hay coincidencia con relación a qué nos referimos con este concepto. El objetivo de este artículo es definir con claridad un marco  teórico y de intervención en el ámbito educativo referido al desarrollo de la inteligencia emocional.

Un poco de historia

Desde la perspectiva que aquí se plantea, la educación emocional hace referencia a prestar atención a esa “otra inteligencia” que es la inteligencia emocional y favorecer los medios para desarrollarla, entendiendo el papel central que juega en nuestro bienestar y en nuestra eficacia personal.

A principios de la década del 80 el Dr. Howard Gardner de la Universidad de Harvard, da a conocer la Teoría de las Inteligencias Múltiples, un modelo de concepción de la mente a partir del cual destierra el paradigma de la inteligencia única y nos dice que las personas tenemos “ distintas maneras de ser inteligentes”.  Según esta teoría, las competencias cognitivas quedan mejor descriptas en términos de conjunto de habilidades. Una inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver problemas o para elaborar productos.  Hasta el momento Gardner distingue ocho tipos de inteligencias: musical, cinético-corporal, lógico-matemática, lingüística, espacial interpersonal, intrapersonal y naturalista. La persona inteligente en una de ellas, no lo es necesariamente en todas las demás.

Desde el punto de vista emocional, nos interesa particularmente la inteligencia interpersonal y la intrapersonal. La inteligencia interpersonal se relaciona con la capacidad de poder  distinguir matices entre las personas, reconociendo las variaciones en los estados de ánimo, motivaciones e intenciones.  La inteligencia intrapersonal, se refiere al conocimiento de los aspectos internos de la persona,  el registro de sus propias emociones, el ponerles un nombre y la capacidad de recurrir a las emociones para comprender y dirigir la propia conducta.

En 1990, los profesores John Mayer y Peter Salovey conceptualizan el término INTELIGENCIA EMOCIONAL  y la definen como la habilidad para percibir con precisión las emociones; la habilidad para acceder y /o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender la emoción  y el conocimiento emocional, y la habilidad para regular las emociones que promueven el crecimiento emocional e intelectual.

Estos autores han ido reformulando ese modelo, con sucesivos aportes.  A continuación presentamos un breve resumen del modelo teórico de la INTELIGENCIA EMOCIONAL  como habilidad de Mayer y Salovey (1997). Según estos autores, la inteligencia emocional se estructura como un modelo de cuatro ramas:

  1. Percepción emocional: Hace referencia a la habilidad con que las personas identifican emociones en uno mismo, a través de los correspondientes correlatos fisiológicos, conductuales y cognitivos que éstas provocan. Asimismo la rama incluye la habilidad para identificar los estados emocionales de otras personas, atendiendo a aspectos verbales y no verbales.  La capacidad para expresar las emociones en el lugar y el modo adecuado, también forma parte de esta rama.

  1. Facilitación emocional: Se refiere a cómo las emociones influyen en nuestro pensamiento (por ejemplo cuando estamos alegres somos más creativos), en la toma de decisiones, en nuestra capacidad para resolver problemas, en nuestra atención, en cómo generamos recuerdos y en general en nuestro sistema cognitivo.

  1. Comprensión emocional: Una vez percibida la emoción, debemos ser capaces de comprender y razonar en torno a la información que nos brinda esa emoción, discernir qué está causando esa emoción y qué consecuencias pueden tener esos sentimientos tanto en nosotros mismos como en los demás. Las emociones son información y saber interpretarla es clave para tomar decisiones adecuadas.

  1. Regulación emocional: Es la habilidad de mayor complejidad, pues además de identificar y comprender qué estamos sintiendo, implica aceptar la experiencia emocional y gestionar la emoción experimentada para pasar a un estado emocional más efectivo y adecuado a la situación en que nos encontramos. También es posible regular las emociones en los demás.

 

El best seller de Goleman

Daniel Goleman, publica en el año 1995 la obra INTELIGENCIA EMOCIONAL,  que se convirtió rápidamente en un best seller , dando cuenta del interés social que despierta el tema.  Es decir que gracias a Goleman, podemos decir que el concepto se hizo conocido fuera de los ámbitos académicos y llegó al gran público.  La primera edición en castellano se publicó en octubre de 1996; y en junio de 1997 ya se editaba la decimoquinta reimpresión.

 

¿Por qué ocuparse en la escuela de educar la inteligencia emocional?

  • Porque existe una estrecha relación entre el desarrollo cognitivo y el desarrollo emocional. En la escuela siempre se ha atendido de forma predominante el aspecto cognitivo por sobre el emocional. Ahora sabemos que los alumnos que poseen mejores habilidades socioemocionales tienen un mejor rendimiento académico. La atención, la memoria o la velocidad de procesamiento de la información, se ven influenciadas por el desarrollo de las habilidades emocionales.
  • Los alumnos con un mayor desarrollo de la inteligencia emocional manifiestan menos conductas agresivas, menor ansiedad y estrés social y menores síntomas depresivos.
  • Los alumnos con mayor desarrollo de la inteligencia emocional, muestran más habilidades sociales, un mayor índice de empatía y menos conflictos interpersonales.

¿Cómo enseñar EDUCACIÓN EMOCIONAL  en la escuela?

Como hemos visto, la educación emocional se basa en el modelo de la inteligencia emocional y requiere que podamos transformar ese modelo en contenidos, objetivos y actividades propios del ámbito escolar. Favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional en la escuela, requiere realizar acciones sistematizadas, que tengan en cuenta el marco de referencia y el contexto donde ocurre la intervención.

Según nuestra experiencia y siguiendo las propuestas de otros expertos tales como Rafael Bisquerra, Fernández Barrocal, la mejor manera de favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional en la escuela, es a través de la implementación de programas y no de actividades o intervenciones aisladas.

Esos programas tendrán contenidos y objetivos que abarcan los distintos aspectos del marco teórico. Un modelo de planificación de un programa que abarque los niveles inicial y primario de la escolaridad, a modo de ejemplo, puede ser el siguiente:

 

SALAS / GRADOS EJES CONTENIDOS
 

 

3 a 5 AÑOS

 

Conciencia emocional

 

 

Autoestima (1)

Identificación de emociones básicas, en uno mismo y en los demás, a través del cuerpo.

 

Valor personal

Reconocimiento de capacidades (yo puedo, yo puedo aprender )

 

 

1° A 3° GRADO

 

Conciencia emocional

 

 

Autoestima

Identificación de emociones básicas, en uno mismo y en los demás.

Reconocimiento ajustado de fortaleza y limitaciones, en las dimensiones social, intelectual, física y espiritual.

4° GRADO Facilitación emocional Emociones y pensamiento

 

5° GRADO Comprensión emocional Habilidades de comunicación

de las emociones

6° GRADO Habilidades emocionales y Sociales Resolución de conflictos

Regulación emocional

7°GRADO Habilidades emocionales y  Sociales

 

Regular las emociones propias y las de los demás

 

 (1) Aunque esta dimensión de la inteligencia emocional no está mencionada en el modelo de Mayer y Salovey, nosotros la incluímos en la base de nuestros programas. La autoestima significa tener sentimientos positivos hacia uno mismo y confianza en las propias capacidades para hacer frente a los desafíos de la vida.

Proponemos trabajar con actividades específicas que aborden cada uno de los ejes mencionados. Las actividades pueden integrarse a distintas áreas del curriculum tales como CONOCIMIENTO DEL MUNDO, PRÁCTICAS DEL LENGUAJE, ARTES, EDUCACIÓN FÍSICA.

¿Qué enseñamos en las clases de educación emocional?

El siguiente punteo, pretende ofrecer de un modo breve y simple, los distintos conceptos teóricos que sirven de base para el diseño de propuestas de educación emocional. Cada uno de esos puntos, merece un desarrollo amplio, que excede las limitaciones de este artículo:

  • Que las emociones son reacciones automáticas que han tenido valor de supervivencia para la humanidad, por eso son tan difíciles de manejar y regular.
  • Que cuanto más conozcamos acerca de nuestras emociones, lograremos un mayor desarrollo de nuestra inteligencia emocional y por lo tanto un mayor bienestar personal y social.
  • Que todas las personas tenemos fortalezas y debilidades y que con esfuerzo las limitaciones se pueden mejorar. La autoestima se nutre en el hacer y una de las grandes tareas de los maestros es facilitar que sus alumnos se pongan metas realistas y trabajen por ellas. Valorar los aspectos positivos por encima de los negativos, los aciertos más que los errores, los pequeños éxitos más que los fracasos, el esfuerzo más que los resultados. Todo esto siendo concientes de las limitaciones propias y de las de los demás.
  • Que con nuestros pensamientos podemos engrosar nuestras emociones y eso puede facilitar o dificultar nuestro día a día.
  • El lenguaje corporal es una gran vía de expresión de las emociones. La empatía se relaciona con la capacidad de atender esos aspectos de la comunicación y así poder lograr una verdadera comprensión del otro.
  • Que poder expresar mis emociones de modo positivo me ayuda a tener mejor relación conmigo mismo y con los demás.
  • Que existen diversas maneras para regular nuestras emociones, a través de nuestros comportamientos y de nuestros pensamientos y de ese modo prolongar nuestros estados de ánimo agradables y cambiar los desagradables.

Como  vemos, educar la inteligencia emocional en la escuela requiere conocer un marco teórico  específico que será de gran utilidad para el desempeño profesional del docente, así como también para el diseño de propuestas didácticas que promuevan en sus alumnos el desarrollo de habilidades socioemocionales. Consideramos que favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional tiene amplios beneficios, tales como:

  • Los estudiantes con mejores puntuaciones en inteligencia emocional son evaluados por sus profesores como con menos problemas externalizantes (hiperactividad  y agresión), internalizantes (ansiedad y depresión) y menos problemas escolares.
  • El funcionamiento social de las personas se relaciona con la inteligencia emocional. Los estudiantes con niveles altos de inteligencia emocional muestran más comportamientos prosociales, mejores relaciones sociales, más empatía y menos conflictos interpersonales.
  • La inteligencia emocional funciona como un moderador de la eficacia de las habilidades cognitivas como la atención, la memoria y la velocidad de procesamiento. Los estudiantes con altas puntuaciones en inteligencia emocional tienen menos dificultades para conducir las destrezas cognitivas (potencialmente buenas) hacia un mejor rendimiento académico.

  NO ES  educación emocional

Finalmente nos gustaría aclarar lo que NO ES EDUCACIÓN EMOCIONAL,  para evitar malosentendidos y de ese modo poder empezar a construir un cuerpo de significados compartidos basados en un marco teórico fundamentado y en la creación de herramientas originales acordes con ese marco.

Consideramos  que NO estamos haciendo educación emocional cuando:

  • Pretendemos que todos tengamos los mismos sentimientos y emociones frente a determinados hechos o circunstancias: Expresiones del estilo “cómo puede ser que esto te haga enojar” “no entiendo que tengas miedo” muestran en el fondo un mensaje distorsionado que dice “todos sentimos los mismo ante determinadas circunstancias”. Este tipo de expresiones desconocen lo propio e individual de cada persona y se sustentan en la creencia de que se puede catalogar como patológico algo que en realidad es la expresión de la subjetividad de cada uno.
  • Clasificamos a las emociones como correctas o incorrectas: Este punto de relaciona en parte con el anterior y se refiere al hecho de catalogar a las emociones como buenas o malas. Susana Bloch en su libro Surfeando la Ola Emocional nos dice “las emociones no son  ni buenas ni malas, las emociones SON”. Lo que puede  juzgarse como correcta o incorrecta es la conducta asociada a la emoción.
  • Damos discursos acerca de lo que” se debe hacer”: En algunas ocasiones los adultos ofrecemos visiones poco realistas, cayendo en generalizaciones y distorsiones que no contemplan matices, criticando a las personas y no a las conductas . Aceptar que todas las personas comentemos errores o tenemos actitudes negativas, es un primer paso para tener una visión más comprensiva de uno mismo y de los demás. Esa visión promueve personas más responsables y concientes de sus conductas, que buscarán evitar lo que hace daño. Por el contrario, las visiones ideales se transforman en metas inalcanzables y terminan siendo muchas veces un discurso vacío para los alumnos.
  • Abrimos espacios en el aula para tratar temas relativos a la subjetividad de los alumnos sin la debida planificación y sin ajustarse al marco teórico de la educación emocional: Las conversaciones sobre temas que afectan la subjetividad de los alumnos deberán ser muy cuidadosas, evitando que el espacio habilitado de transforme en una especie de catarsis destructiva, donde se movilizan aspectos emocionales que luego no podrán encauzarse por las limitaciones del ámbito escolar.

Finalmente podemos concluir que realizar EDUCACIÓN EMOCIONAL  requiere por parte de los educadores una genuina motivación acerca de la importancia de impartir este tipo de contenidos a los alumnos y una  amplia formación en la temática.  Requiere ser concientes de las necesidades de los niños y jóvenes de hoy y de cómo la escuela puede contribuir a formar personas más sanas, felices y comprometidas con ellos mismos y con los demás.

Bibliografía

Bisquerra Alzina, Rafael (2008), Educación emocional y bienestar, Ediciones Wolters Kluwer, España.

Bloch Susana,  (2010), Surfeando la ola emocional, Uqbar Ediciones,  Chile.

Cappi, Christello, Marino ( 2008) Educación emocional, Bonum, Buenos Aires

Fernández Berrocal, Pablo y otros (2013) Programa Intemo: Guía para mejorar la inteligencia emocional en los adolescentes, Pirámide, España.

Marino, María Cecilia ( 2015) El rincón de las emociones, CEPA, Buenos Aires.

 

Lic. María Cecilia Marino

Psicopedagoga

Directora de PROYECTO CEPA

www.proyectocepa.com

 

 

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