Hay un elefante en mi estómago

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   Si queremos ayudar a nuestros alumnos a concentrarse, podemos practicar en el aula algunos ejercicios de respiración conciente.

   Respirar concientemente significa estar atentos a nuestra respiración y de esta manera poder tomar contacto con nuestro interior.

   Nuestra mente está todo el tiempo “saltando” de un pensamiento a otro. Se mueve hacia el pasado y nos provoca sentimientos de melancolía. O se preocupa por el futuro y nos provoca sentimientos de ansiedad.

   Si tomamos contacto con nuestra respiración y atendemos a cómo respiramos, hacemos que la mente frene y se conecte con el presente, con lo que está pasando AHORA.

Sugerencias para su aplicación

 

  1. Se pide a los niños que se acuesten boca arriba en el piso. Se puede tener para tal fin unas colchonetas enrrorables y de fácil guardado, que estarán en un lugar accesible del aula, por ejemplo, en un canasto decorado por los niños.
  2. Se recomienda oscurecer un poco el ambiente
  3. Se recomienda poner una música suave
  4. Se indica a los alumnos que una vez acostados sobre la colchoneta, con las piernas estiradas y los brazos a los costados del cuerpo, presten atención a su respiración.
  5. Se les indicará que respiren por la nariz y que atiendan como el aire “entra más fresquito y sale más calentito”.
  6. Luego el maestro les dirá que se aflojen y les irá nombrando lentamente cada parte de su cuerpo, indicando que la relajen. “Relajamos la cara, el entrecejo, la boca, separamos la lengua del paladar, relajamos el cuello, el pecho, los brazos, las manos, el abdomen, las piernas y los pies”.
  7. Volvemos a llevar la atención a la respiración. Respiramos tranquilos.
  8. Llevamos las manos al abdomen y tratamos de llevar el aire a ese lugar cuando inspiramos. Sentimos que se infla como un globo. Dependiendo de la edad de los niños en lugar de las manos, se puede facilitar que tengan un “compañero de respiración” que puede ser un muñeco tipo peluche o un almohadón pequeño, que se pondrán en el abdomen y verán cómo se eleva cuando llevan el aire al abdomen.
  9. Luego les diremos que imaginen que viene un elefante caminando y ellos tendrán que sacar el aire por la nariz y achatar su panza, “ponerla dura” para resistir la pisada del elefante sobre su abdomen.
  10. Una vez que el elefante haya pasado, volverán a llenar el abdomen de aire y hacer que se eleve.
  11. Se puede indicar que lo repitan un total de 8 veces: cuatro inspiraciones y cuatro exhalaciones atendiendo al movimiento de abdomen correspondiente.

Esta propuesta y otras similares, forman parte del libro

Rincón de las emociones, de la Lic. María Cecilia Marino

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