Los espacios donde aprendemos deben motivarnos, sostiene Rosan Bosch, artista holandesa que trabaja en la intersección del arte, el diseño y la arquitectura. Su estudio, con sede en Copenhague, es reconocido mundialmente por diseñar entornos de aprendizaje donde el diseño es considerado una herramienta de aprendizaje.
Todas las personas aprendemos de maneras diferentes y por eso mismo los entornos de aprendizaje deben facilitar diversas formas de concentrarnos y también de vincularnos con los demás.
Esta artista propone seis diseños de espacios para que los estudiantes conecten de distintas maneras con ellos mismos y con los demás, facilitando de este modo una amplitud de interacciones según las necesidades y modos de aprender de cada uno
Cima de montaña: El orador de encuentra delante de la audiencia y toma el rol de docente
Cueva: Un espacio para la concentración y la reflexión individual
Corro: Ofrece un espacio para situaciones de grupo reducidos
Manantial: Busca sacar el máximo provecho de los espacios informales y de circulación. Es un espacio en el que la interrupción puede tener lugar y resultar en ideas inesperadas y conocimiento que motiva
Manos a la obra: Ofrece un enlace entre la teoría y la práctica, el cuerpo y la mente
¡Arriba!: Integra el movimiento como parte natural de todos los espacios
Los alumnos podrán ir variando por los distintos espacios a lo largo de la jornada escolar según las necesidades. Si bien los diseños que vemos de esta artista son realmente imponentes, considero que la idea se puede trasladar a nuestras escuelas, sin necesidad de construcciones imponentes. Con creatividad podemos favorecer que los espacios de nuestras escuelas favorezcan lo que queremos que ocurra, sean amenos, inviten al juego y estimulen el aprendizaje.
En nuestro libro Taller de emociones hay muchas ideas para favorecer la creatividad y la motivación por aprender
Cecilia Marino